Chistes de Aaaah

Chistes de aaaah para niños y niñas cortos y graciosos

¿Cuál es un buen chiste sobre aaaah para hacer reír a la gente? Mira esta lista de historias divertidas que seguramente harán sonreír a todos.

1. - Jaimito, ¿cómo mató David a Goliat?
   -- Con una moto señorita.
   - ¿Cómo que con una moto? Fue con una honda.
   -- Aaaah... ¿había que decir la marca?
2. Estos son dos tomates que están en la nevera y uno de ellos dice:
   - ¡Qué frío!
   Y el otro grita sobresaltado:
   - ¡¡Aaaah!!¡¡¡Un tomate que habla!!!
3. Esto eran dos tontos que iban paseando por la calle y uno le dice al otro:
   -A mi hijo le hemos puesto gafas - y el otro:
   -AaaaH que nombre mas bonito!!::E
4. va cristiano a la iglesia y dice:
   CRISTIANO :padre e visto a dios.
   CURA:dime,¿dond lo as visto??
   CRISTIANO:en el CAMP NOU.
   CURA:aaaah ijo no tu viste a messi aya dond creeas k as visto dios es messi trankilo trankilo solo es un jugador un rey un mago mi idolo.
   CRISTIANO:pero si idolo no es dios¿??
   CURA:TU mismo lo as dixo mi idolo es dios.
   QUIEN NO LO ENTIENDA ESQ ES MONGO VISCA EL BARÇA messi"-"es DIOS :O
5. Estos son un francés, un inglés y un argentino, que van en un avión, entonces todos los instrumentos de vuelo se rompen y nadie sabe donde están, entonces saca el francés la mano por la puerta y dice...aaaah estamos en París, y le preguntan:¿como lo sabe? y responde, toque la torre Eiffel, al rato saca el inglés la mano y dice....ahh estamos en Londres, toque el Big Ben, un buen rato después saca la mano el argentino y dice.....ahhhhh estamos en argentina y le preguntan: ¿toco el obelisco?, y responde: no, me robaron el reloj.
6. Amada esposa.
   Un matrimonio está en la cama y de repente la mujer le pregunta al marido:
   Cariño, ¿Qué harías si yo muriese?
   Pues, no sé, ¿Por qué?
   ¿Te volverías a casar?
   No, en absoluto.
   ¿Es que no te gusta estar casado?
   Sí, pero...
   Entonces, ¿Por qué no te volverías a casar?
   Pues, bueno, vale, probablemente volvería a casarme.
   ¡Aaaah! (Con cara de herida en su amor propio) ¿Y vivirías con ella en nuestra casa?
   A menos que ella tuviese otra, creo que sí.
   (Con cara de fastidio) ¿Y dormirías con ella en nuestra cama?
   Pues sí, me imagino que sí.
   (Ya muy enojada) ¿Y dejarías que se vistiese con mis ropas?
   No sé, si ella quisiese, ¿Por qué no?
   (Ya casi pensando en el divorcio) Vaya, vaya, ¿Y cambiarias mis fotos por fotos suyas? (Saliendo de la cama mientras apunta amenazadoramente con el dedo) ¿Y la dejarías usar mis palos de golf?
   Ah no, eso si que no. ¡Ella es zurda!