Chistes de Abanico

Estos son los 5 chistes de abanico y más graciosos bromas sobre abanico que matan de risa. Lea chistes acerca abanico que sean buenos chistes para niños y amigos en español.


Chistes de abanico para niños y niñas cortos y graciosos

¿Cuál es un buen chiste sobre abanico para hacer reír a la gente? Mira esta lista de historias divertidas que seguramente harán sonreír a todos.

  1. Erase una vez un muchacho que se creía abánico, el papá le dijo que si lo volvía a ver haciendo como un abánico le iba a dar. Un día el papá lo ve, le da en la cabeza y el muchacho se puso a girar dando fresco a todos.
    ahahahahahahahahahahahahahahhahahhahahahah.
  2. Un oriental va donde el sexólogo a consulta y dice:
    - Mile doltol;
    el ploblema mío sel que cuando hacel el amol con mi mujel, ella palece que no sentil nala...y quedalse dolmida...
    - Ah, eso tiene una explicación sencilla -dice el doctor y agrega?, algunas mujeres se excitan tanto que el calor las invade, y esto hace que pierdan la sensibilidad. Lo único que debe hacer, es refrescarla mientras consuma el acto sexual.
    El oriental sale satisfecho de la consulta, compra un gran abanico de plumas de avestruz y contrata un fornido hombre afrodescendiente para que abanique a su esposa, se mete en la cama con la mujer y ordena:
    - Empieza a abanical ahola neglito...
    El afrodesciente empieza su trabajo y el oriental le dice a su esposa:
    - Como sentilse ahola mujelcita...?
    - No siento nada!... -contesta ella.
    - ¡Abical más dulo, neglo!... y ahola ¿como sentilse mujelcita?
    - No siento nada, absolutamente nada...
    - Espelal que yo enseñal a neglo a abanical -dice oriental y volteándose hacia el otro hombre dice: cambial de puesto pala enseñalte neglo.
    El afrodescendiente se coloca encima de la mujer, mientras el oriental empieza a abanicar con ritmo suave... acompasado..., y después de unos segundos dice:
    - ¿Ahola si sentil algo mujelcita?
    - Si, sii, siiiii, ahora siiiiiiiiiiiiiii....!
    - ¿Vel neglo malika? ¡ASI SEL QUE SE ABANICA!
  3. Abanicador - Verá doctor, tengo un problema. Cuando hago el amor con mi mujer, me da la impresión de que no siente nada. Algunas veces incluso se duerme.
    - Eso tiene una explicación científica. Algunas mujeres en estado de excitación se acaloran tanto que les es imposible sentir nada. Trate de hacer el amor y abanicarla al mismo tiempo.
    - Gracias doctor.
    Y esa noche así lo hizo. Pero cuando atendía al abanico no atendía a lo otro. Así que contrató a un negro para que abanicase a su señora.
    - Venga, negro, abanica. ¿Sientes ahora Maruja?.
    - No, nada.
    - ¡Más fuerte negro! ¿Y ahora, Maruja?
    - Nada, nada.
    - Negro, trae el abanico y ponte tú.
    El negro se situa encima de Maruja y el marido abanicaba.
    - ¿Y ahora Maruja? ¿Sientes?
    - Siiiiiiií, siiiiiiiiiií, ahora siiiiiiií!
    - ¿Ves negro? ¡No sabes ni abanicar!
  4. Hillary Clinton después de fallecer fue al cielo y se encontró con San Pedro, y muy curiosa viendo los relojes en la pared le preguntó:
    ¿Para qué son todos esos relojes, Peter?
    Y él le contestó:
    Pues veras, cada uno de ellos es una persona que vivió en la tierra y cada vuelta de las manecillas son las mentiras que pronunció en su vida, por ejemplo:
    ¿Ves ese de allá?
    Sí, contesta ella.
    Pues, ese le perteneció a Abrahan Lincoln y sólo dio una vuelta, eso quiere decir que pronunció una mentira en su vida.
    ¿Y aquel que esta allá? ¿De quién es?, pregunta Hillary.
    Y San Pedro le contesta:
    Ese fue de Teresa de Calcuta y nunca dio una sola vuelta.
    Entonces, muy entusiasmada Hillary pregunta:
    Y por casualidad, ¿No has visto el de mi esposo, Bill Clinton?
    Sí, contesta San Pedro, ese lo tiene Jesús en su oficina como abanico.
  5. Un marido y una mujer siempre que hacen el amor acaban discutiendo porque ella no siente placer, así que un día, la mujer le confiesa el marido, que una de sus fantasías sería hacer el amor, mientras un negro desnudo le abanica.
    El marido, pone cara de extrañeza, pero ante la insistencia de su mujer, baja a la calle, encuentra un vendedor ambulante negro, y al regresar, recoge dos hojas grandes de palmera.
    Una vez en el apartamento, se desnudan los tres, el negro agarra las palmeras y comienza a agitarlas, mientras que el marido, agarra su mujer y comienza hacerle el amor. Al momento, la mujer con cierta incomodidad dice:
    - Para, para, así no. No me gusta. Tiene que abanicar más rápido
    El marido indignado, hace gestos al negro y le indica que debe abanicar mucho más fuerte, reanuda la marcha, y unos instantes después se escucha:
    - Mal, mal, no me está gustando. Dile al negro que abanique más fuerte.
    - Pero es que no me entiende! Ya se lo he dicho pero no lo hace bien.
    - Lo mejor será que os intercambiéis de sitio, así el negro sabrá cómo debe abanicar y yo no pierdo el calor, porque si me enfrió, tendremos que volver a empezar.
    El marido furioso, se cambia de sitio con el negro, agarra las hojas de palmera y comienza a agitarlas fuertemente arriba y abajo. El negro, le mete su aparato a la mujer, e inmediatamente, la mujer comienza a gritar con gemidos de placer:
    - Si, si, ohh sii, ohh si..
    Al terminar, el marido satisfecho se acerca al negro y le dice:
    - ¿Has visto cómo hay que agitar las hojas de palmera?