Chistes de Ciria

Estos son los 2 chistes de ciria y más graciosos bromas sobre ciria que matan de risa. Lea chistes acerca ciria que sean buenos chistes para niños y amigos en español.


Chistes de ciria para niños y niñas cortos y graciosos

¿Cuál es un buen chiste sobre ciria para hacer reír a la gente? Mira esta lista de historias divertidas que seguramente harán sonreír a todos.

  1. TORRIJA: borrachera que se pilla uno durante estas fechas.
    CIRIO: Escandalera que te monta tu mujer después de haber cogido la torrija.
    PROCESIÓN DEL SILENCIO: Entrada con sigilo en tu casa para evitar el cirio tras haber pillado la torrija.
    PENITENCIA: La que tendrás que pagar si no salió bien la procesión del silencio para evitar el cirio por llegar torrija.
    HERMANO MAYOR (cofrade): Ese colega del alma que te acoge en su casa porque sabe que con esa torrija ni de coña consigues tú entrar en silencio en tu casa por mucho que lo intentes.
    ALZAMIENTO: Levantamiento reiterado del suelo (con la ayuda de tus hermanos cofrades) porque esa torrija que tienes ya es la tercera vez que te hace besar el suelo en actitud penitente.
    POTAJE: Verdadero culpable de tu torrija, pues has mezclado cerveza con whisky más tres canutos y te has bebido el suero de un yogur mezclado con coca cola. Pues eso, un potaje.
    SALIDA ESCALONADA: Cuando te das cuenta de que todo quisqui ha decidido salir el mismo día que tú y en la carretera vas tan lento que parece una procesión.
  2. Una vez acabado el año fiscal, la Agencia Tributaria envió un inspector de Hacienda para auditar los libros de una sinagoga. Mientras los iba comprobando, se giró hacia el rabino y le dijo:
    - Observo que compraron un montón de cirios. ¿Qué es lo que hacen con los restos de cera que gotean?
    - Buena pregunta -dijo el rabino-. Las vamos guardando y las devolvemos al fabricante, y de vez en cuando ellos nos envían gratis una caja de cirios.
    - ¡Oh! -respondió el inspector, algo decepcionado con que su insólita pregunta hubiese tenido una respuesta tan buena, pero continuó con sus odiosas maneras-. ¿Qué me puede decir sobre sus compras de galletas? ¿Qué hacen con las migajas?
    - Ah, sí -respondió el rabino, dándose cuenta de que el inspector estaba intentando ponerle en un aprieto con su absurda pregunta-, las recogemos y las devolvemos a los fabricantes, y de vez en cuando nos envían gratis una caja de benditas galletas.
    - Ya veo -respondió el inspector, estrujándose el coco para ver como podía sacar de quicio al sabelotodo del rabino-. Bien, rabino, y entonces ¿qué es lo que hacen con los prepucios que van quedando de las circuncisiones que llevan a cabo?
    - Pues aquí tampoco desperdiciamos nada -respondió el rabino-. Lo que hacemos es irlos guardando y enviarlos a la Agencia Tributaria, y de vez en cuando, una vez al año más o menos, ellos nos envían un capullo completo.