Chistes de Cuán

Estos son los 4 chistes de cuán y más graciosos bromas sobre cuán que matan de risa. Lea chistes acerca cuán que sean buenos chistes para niños y amigos en español.


Chistes de cuán para niños y niñas cortos y graciosos

¿Cuál es un buen chiste sobre cuán para hacer reír a la gente? Mira esta lista de historias divertidas que seguramente harán sonreír a todos.

  1. avian dos amigos y un dia semurio uno de ellos y todas las noches el amigo yva a visitarlo borracho yse llevava una votella de afuardiente y de sia un trrago para ti un trago pami toma amigo y asi iva todas las noches y uns tipos malos cuan do el dice toma amigo otro trago los malos lequitaron la botella y sale como alma en pena
  2. esto es un catalan que entra en una tienda y le dice al dependiente,escolti a cuan va la uva?y dice el otro balambambu.
  3. En un banco de un parque, dos ancianitas disfrutan el calorcito del sol. Todas las mañanas, por los últimos doce años, se han encontrado en el mismo banco, han conversado y disfrutado de la compañía respectiva. Esa mañana, la más joven de las dos, le dice a la otra:
    Perdona la pregunta, me da pena, después de tantos años, ¿Cómo te llamas?
    La interpelada la mira fijamente, con expresión de angustia pintada en el rostro. Por dos largos minutos, calla, hasta que, finalmente balbucea:
    ¿Cuán pronto necesitas de esa información?
  4. Padre, perdóneme porque he pecado (se escucha una voz femenina en el confesionario)
    - Dime, hija, ¿Cuáles son tus pecados?
    - Padre, el demonio de la tentación se apoderó de mí, pobre pecadora.
    - ¿Cómo es eso, hija?
    - Es que cuando hablo con un hombre tengo sensaciones en el cuerpo que no sé como describirlas....
    - Hija, por favor, que también soy un hombre...
    - Sí, padre, por eso vine a confesarme con usted.
    - Bueno hija. ¿Y cómo son esas sensaciones?
    - No sé cómo explicarlas, por ejemplo, ahora mi cuerpo se rebela a estar de rodillas y necesito ponerme más cómoda..
    - ¿En serio?
    - Sí, quiero relajarme y quedarme tendida...
    - Hija, ¿Tendida cómo?
    - De espaldas al suelo, hasta que se me pase la tensión...
    - Y qué más?
    Es como que tengo un sufrimiento que no le encuentro acomodo.
    - ¿Y qué más?
    - Como que espero un poco de calor que me alivie....
    - ¿Calor?
    - Calor, padre, calor humano, que lleve alivio a mi padecer...
    - ¿Y cuan frecuente es esa tentación?
    - Permanente, Padre, por ejemplo, ahora me imagino que sus manos sobre mi piel me darían mucho alivio...
    - ¡Hija!
    Sí, Padre, perdóneme, pero me urge que alguien fuerte me estruje entre sus brazos y me dé el alivio que necesito...
    - ¿Por ejemplo yo?
    - Por ejemplo, usted es la clase de hombre que imagino me puede aliviar.
    - Perdóname, hija mía, pero necesito saber tu edad...
    - Setenta y cuatro, padre.
    - Ay hija, vete en paz y no estés fregando que lo tuyo es reumatismo...