Chistes de Imponente

Estos son los 4 chistes de imponente y más graciosos bromas sobre imponente que matan de risa. Lea chistes acerca imponente que sean buenos chistes para niños y amigos en español.


Chistes de imponente para niños y niñas cortos y graciosos

¿Cuál es un buen chiste sobre imponente para hacer reír a la gente? Mira esta lista de historias divertidas que seguramente harán sonreír a todos.

  1. En un ascensor van el marido, la mujer y una imponente rubia. De pronto la rubia abofetea al marido, gritándole:
    - ¿Cómo se atreve a pellizcarme? Al salir del ascensor, el marido se disculpa ante su mujer:
    - Te juro que yo no la pellizqué.
    - Ya lo sé, fui yo.
  2. Dos atlantes discuten:
    Oye Manolo, la María no se embaraza porque es esmeril.

    No, lo que pasa es que Paco es imponente.
    Y así durante horas hasta que aparece un tercer atlante y dice:
    Pos hombre, ustedes están equivocados, la María no es esmeril sino que estéril y Paco no es imponente sino que impotente. Pues hombre, ahora ella toma anticorrosivo para no quedar embalsamada.
  3. Un hombre pueblerino en una ciudad ve un prostibulo y entra para ver que tal le va. Lo recibe la encargada.. ¿que desea?
    - Pues vengo haber que me pueden ofrecer.
    La encargada llama a una chica imponente ¿le gusta esta?
    - Si, pero que cuesta
    Pues ella vale 400 euros.
    - Uff, eso es muy caro ¿que mas tienen?
    La encargada va llamando chicas cada vez mas baratas y siempre tenia la misma respuesta....Muy cara.
    Por ultimo la encargada le pregunta ¿vamos a ver, cuanto dinero tiene usted para gastar?
    - Tengo 5 euros.
    Pues por 5 euros, Adela le puede hacer "un pinguino"
    - Ha perfecto.
    Adela se lleva al pueblerino al cuarto, le baja los pantalones hasta los tobillos, los calzoncillos, le empieza a sobar el asunto y cuando ya está a punto de explotar... ella se levanta y se va. El intenta perseguirla aun con los pantalones bajados diciendo "no me dejes asi, no me dejes asi".
  4. Una ninfómana en plena crisis deambula por la calle. De golpe le entran unas ganas terribles, tiene que hacerlo sin falta.
    Llama a todas las puertas pero no encuentra a nadie. Entonces ve una iglesia y entra. No hay nadie excepto el cura que le dice:
    - ¿Qué deseas, hija mía?
    - ¡Te deseo a ti, tómame!
    - ¿Perdone? – dice el padre.
    - ¡Tómame, no puedo más!
    - ¡Pero hija, estás en la casa de Dios!
    - ¡No me importa, quiero que me folles ya!
    - ¡Pero no puedo! ¡Soy un cura!
    La chica se desnuda y se estira sobre el altar. Tiene un cuerpo imponente, y el cura que no sabe que hacer, no puede más, le entran los calores, se gira hacia la cruz y le pregunta a Jesucristo:
    - Señor: ¿Qué hago?
    Y Jesús le responde:
    - ¡Desclávame c**..., desclávame!