Chistes de Medalla

Estos son los 5 chistes de medalla y más graciosos bromas sobre medalla que matan de risa. Lea chistes acerca medalla que sean buenos chistes para niños y amigos en español.


Chistes de medalla para niños y niñas cortos y graciosos

¿Cuál es un buen chiste sobre medalla para hacer reír a la gente? Mira esta lista de historias divertidas que seguramente harán sonreír a todos.

  1. Esto era una p**... una p**... y una profesora en un juzgado. Va y el juez dice:
    - A ti profesora te doi la llave de bronce.
    - A ti p**... te doi la medalla de plata.
    - Y a ti p**... la llave de mi casa.
  2. ¿Saben por que Mexico gana tan pocas medallas en los juegos olímpicos? Porque los Mexicanos que mas corren, mas nadan y mas saltan ya cruzaron la frontera hacía Estados Unidos.
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  3. Llega Samuelito a su casa y le dice a su papá que se graduó con banda de honor y medalla de méritos, su papá feliz le dice:
    Bravo hijito, todo por eso te voy a regalar lo que sea, un coche, un avión un yate, tu pide.
    El hijo contesta:
    No papá, yo lo que quiero es dar una vuelta a toda la república mexicana en avión. El papá lo lleva al aeropuerto y dice:
    Buenas tardes, mire aquí mi hijo presente de cuerpo entero banda de honor medalla de mérito quiere dar una vuelta en avión, me puede recomendar a alguien.
    La señorita le contesta:
    Sí, mire tenemos al capitán Morrison.
    Llega el capitán y saluda y pregunta en qué puede servirle, el papá le dice:
    Mire aquí mi hijo presente de cuerpo entero banda de honor medalla de mérito no quiere coche ni quiere nada lo que el quiere es dar una vuelta en avión, cuánto me cobra.
    Serían diez mil pesos.
    ¡Que está usted loco, yo sé lo que cuesta el alquiler del avión, del fuselaje, el desgaste de las llantas, la gasolina, sus servicios, derecho de pista, yo sé de eso pues fui piloto en la guerra, soy profesional, no me quiera ver la cara!
    ¡Ya!, no le voy a cobrar nada.
    Gracias, es usted un hombre muy bueno va a ver que lo voy a recomendar, cuando uno de mis amigos quiera un avión le voy a decir, ve con el capitán Morris, va a ser de la familia va a cenar con nosotros.
    ¡Ya!, cállese, va ser gratis con una condición.
    Yo sé que una condición es cuando dice algo y lo va a...
    ¡Ya!, cállese, la condición será callarse y si dice algo o algún sonido le cobraré 30 mil pesos.
    Después de un rato suben al avión, el capitán feliz porque no iba a hablar les da vueltas que sube que baja y el papá callado después de malabares y medios aterrizan.
    Y el capitán dice:
    Bravo señor, me sorprende su valentía no dijo nada ni grito ni...
    ¡Cómo no si casi grito!
    ¿Cuándo señor?
    Cuando se cayó Samuelito.
  4. Ésta era una vez, un hijo y su papá, los dos estaban en camino a ver las Olimpiadas, cuando se sientan a ver los juegos, el hijo ve que hay 5 hombres en la cancha compitiendo a ver quién se ganaba la medalla de oro. Al finalizar la competencia le dan la medalla al ganador, y el hijo le pregunta al papá:
    Papá, papá, ¿por qué si uno sólo se gana la medalla, para qué compiten los demás?
  5. Mientras el avión atestado está a punto de despegar, la calma es rota por un pequeño de 5 años que escoge ese momento para hacer una tremenda rabieta. No importa lo que hiciera la frustrada y avergonzada madre para calmarlo, el niño continuaba gritando furiosamente y pateaba los asientos alrededor. De pronto, desde el fondo del avión se levantó un anciano general en uniforme, con el pecho cubierto de condecoraciones, que caminó lentamente por el pasillo, llegó hasta donde estaba el niño e inclinándose suavemente le dijo algo al oído. De inmediato, el niño se tranquilizó, tomó la mano de su madre, y se abrochó su cinturón. Todos los pasajeros empezaron a aplaudir. Mientras el general regresaba
    lentamente a su asiento, una de las azafatas le dijo:
    Disculpe, señor, pero podría decirme qué palabras mágicas usó para callar a ese pequeño.
    El viejo sonrió y dijo:
    Simplemente le mostré mis condecoraciones, y le expliqué que todas esas medallas me autorizaban a tirar a un pasajero por la puerta del avión, en el momento que yo quisiera.