Chistes de Planificacion

Estos son los 3 chistes de planificacion y más graciosos bromas sobre planificacion que matan de risa. Lea chistes acerca planificacion que sean buenos chistes para niños y amigos en español.


Chistes de planificacion para niños y niñas cortos y graciosos

¿Cuál es un buen chiste sobre planificacion para hacer reír a la gente? Mira esta lista de historias divertidas que seguramente harán sonreír a todos.

  1. Cómo escoger empleados
    Ponga unos cien ladrillos sin ningún orden particular en un cuarto que además de la puerta sólo tenga una ventana.
    Luego meta 2 ó 3 candidatos en el cuarto y cierre la puerta.
    Déjelos solos y regrese 6 horas después y proceda a analizar la situación.
    - Si están contando los ladrillos, póngalos en el departamento de contabilidad.
    - Si los están recontando, póngalos en auditoria.
    - Si han vuelto un lío el lugar con los ladrillos, póngalos en ingeniería.
    - Si están acomodando los ladrillos de un modo raro, póngalos en soporte.
    - Si se están tirando los ladrillos, póngalos en operaciones.
    - Si están durmiendo, póngalos en seguridad.
    - Si rompieron los ladrillos en pedacitos, póngalos en sistemas.
    - Si están sentados sin hacer nada, póngalos en recursos humanos.
    - Si dicen que han probado varias combinaciones, aunque no han movido un solo ladrillo, póngalos en Marketing o ventas.
    - Si están mirando por la ventana, póngalos en planificación estratégica.
    - Si están conversando y no han movido un solo ladrillo, ¡¡¡felicítelos y póngalos en la gerencia!!!
  2. Método para contratar personal
    Ponga unos cien ladrillos sin ningún orden particular en un cuarto que además de la puerta sólo tenga una ventana.
    Luego meta 2 ó 3 candidatos en el cuarto y cierre la puerta. Déjelos solos y regrese 6 horas después y proceda a analizar la situación.
    Si están contando los ladrillos, póngalos en el departamento de contabilidad.
    Si los están recontando, póngalos en auditoria.
    Si han vuelto un lío el lugar con los ladrillos, póngalos en ingeniería.
    Si están acomodando los ladrillos de un modo raro, póngalos en planificación
    Si se están tirando los ladrillos, póngalos en operaciones.
    Si están durmiendo, póngalos en seguridad.
    Si rompieron los ladrillos en pedacitos, póngalos en tecnología de información
    Si están sentados sin hacer nada, póngalos en recursos humanos
    Si dicen que han probado varias combinaciones, aunque no han movido un solo ladrillo, póngalos en ventas.
    Si se han ausentado por el resto del día, póngalos en mercadeo.
    Si están mirando por la ventana, póngalos en planificación estratégica.
    Y, por último -aunque no menos importante- si están conversando y no han movido un solo ladrillo, felicítelos y póngalos en la alta gerencia.
  3. Refieren las crónicas que en 1994 se celebró una competencia de remo entre Japón y la Argentina. Los remeros japoneses se destacaron desde el comienzo. Llegaron a la meta una hora antes que el equipo argentino.
    De regreso en la Argentina, el Comité Ejecutivo se reunió para analizar las causas de tan desconcertante e imprevisto resultado. Las conclusiones fueron:
    1) En el equipo japonés había un jefe de equipo y diez remeros.
    2) En el equipo argentino había un remero y diez jefes de equipo.
    La decisión pasó a la esfera de planificación estratégica, con una reestructuración que calaría en lo más profundo de la delegación.
    En 1995, producida la largada de la nueva competencia, el equipo japonés volvió a adelantarse desde el comienzo. Esta vez el equipo argentino arribó a la meta dos horas más tarde. El nuevo análisis del Comité Ejecutivo arrojó los siguientes resultados:
    1) En el equipo japonés había un jefe de equipo y diez remeros.
    2) En el equipo argentino, luego de los cambios introducidos por el Departamento de Planificación Estratégica, la composición era la siguiente:
    - Un jefe de equipo
    - Dos asistentes del jefe de equipo.
    - Siete jefes de sección.
    - Un remero.
    La conclusión del Comité fué unánime y lapidaria:
    "El remero es un incompetente"
    En 1996 se le presentó una nueva oportunidad al equipo argentino. El Departamento de Nuevas Tecnologías y Negocios había puesto en marcha un plan destinado a mejorar la productividad, introduciendo novedosas modificaciones en la organización que generarían, sin lugar a dudas, incrementos substanciales de efectividad, eficiencia y eficacia.
    Serían la llave del éxito, el broche de oro de un trabajo que humillaría al mismísimo Peter Drucker.
    El resultado fué catastrófico.
    El equipo argentino llegó tres horas más tarde que el japonés.
    Las conclusiones revelaron datos escalofriantes:
    1) Para desconcertar, el equipo japonés optó por la alineación tradicional: un jefe de equipo y 10 remeros.
    2) El equipo argentino utilizó una novedosa formación vanguardista, integrada por:
    - Un jefe de equipo
    - Dos auditores de calidad total.
    - Un asesor de empowerment.
    - Un supervisor de downsizing.
    - Un analista de procedimientos.
    - Un tecnólogo.
    - Un contador.
    - Un jefe de sección.
    - Un apuntador de tiempos.
    - Un remero
    Luego de varios días de agotadoras reuniones y profundo análisis, el Comité decidió castigar al remero quitándole "todos los bonos e incentivos por el fracaso alcanzado".
    En la reunión de cierre, el Comité junto con los accionistas representativos, concluyeron:
    "Recurriremos a la contratación de un nuevo remero, pero a través de un contrato de outsourcing, con el objeto de no tener que lidiar con el sindicato y de no estar atado a convenios laborales anquilosados, que sin duda degradan la eficiencia y productividad de los recursos."
    De la anterior historia se desprenden cuatro moralejas:
    1) No hay justicia en los juegos olímpicos.
    2) Existen japoneses con mucha suerte.
    3) Los argentinos no pasaban por un buen momento.
    4) El remero era reactivo en lugar de ser proactivo. Era vago y no se apegó a la misión, visión, objetivos, estrategias y tácticas del sistema y por si fuera poco no supo trabajar en equipo.