Chistes de Subdito
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Chistes de subdito para niños y niñas cortos y graciosos
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- Era el último león que existía en el planeta, se encontraba en Italia, por supuesto no hablaba bien el español, pero más o menos el idioma de los animales.
Su dueño, estaba muy mal económicamente y no lo podía mantener más, así que decide enviarlo a su país natal, África.
El león al llegar, recuerda que sus ancestros eran nada más y nada menos que los reyes de la jungla, y en consecuencia él era el rey.
El nuevo rey decide dar un paseo y así poder conocer a sus súbditos.
Se encuentra a la gacela y le pregunta:
¿Cómo te llamas?
La gacela, responde:
Soy la gacela, ¿Y tú quién eres gafo?
Yo, soy el nuevo rey de la selva, y te voy a comer mañana. Y lo anota en su agenda.
Sigue caminando y se encuentra a la jirafa y le pregunta:
¿Cómo te llamas?
La jirafa responde:
Soy la jirafa, ¿Y tú quién eres estúpido?
Yo, soy el nuevo rey de la selva y te voy a comer pasado mañana. Y lo anota en su agenda.
El león sigue su camino con sus ínfulas de grandeza y se encuentra al rinoceronte y le pregunta:
¿Y tú cómo te llamas?
El rinoceronte, responde:
Yo soy el rinoceronte, ¿Y qué?
El león responde:
Por tu falta de respeto te voy a comer dentro de dos días.
El rinoceronte responde:
Ay si, mira como tiemblo, tú no ves que de una cornada te mato si quiero.
Y el león dice:
¡Por eso te borro de la lista! - Un día el rey león dijo:
¡Súbditos míos!, no tenemos agua y necesito que alguien vaya a traer agua, al otro lado de la selva.
¿Quién es el valiente que quiere ir?
Y nadie contesta, en eso dice la tortuga:
Yo voy.
Bueno, si no hay otra opción, responde el rey león.
Después de dos largos meses se vuelven a reunir. El rey león pide al venado su ayuda, pero este responde que tiene algunos asuntos pendientes por lo que no puede ir.
¿Tú chita, puedes ir?
No, yo tengo que ir a ver a mis cachorros.
¡Maldita tortuga, para qué la mande!
Todos los animales:
¡Sí maldita, maldita, ojalá haya muerto!
En eso se asoma la tortuga bien vestida y dice con tono de enojada:
Bueno si siguen hablando mal de mí, ya no voy, y que me importa que mueran de sed.