Chistes de Cacahuetes

Estos son los 3 chistes de cacahuetes y más graciosos bromas sobre cacahuetes que matan de risa. Lea chistes acerca cacahuetes que sean buenos chistes para niños y amigos en español.


Chistes de cacahuetes para niños y niñas cortos y graciosos

¿Cuál es un buen chiste sobre cacahuetes para hacer reír a la gente? Mira esta lista de historias divertidas que seguramente harán sonreír a todos.

  1. Unos niños llaman a la puerta en Halloween con su famoso truco o trato y van diciendo uno tras otro:
    - Señora, ¿tiene caramelos sin azúcar?
    - ¿Tiene chocolate vegano?
    - ¿Y sin leche para los intolerantes a la lactosa?
    - No me dé con cacahuetes, que tengo alergia.
    - ¿Y dulces light?
    - ¿Orgánicos?
    La señora no puede creer lo que oye, agarra una escoba y los echa de ahí a escobazos mientras escucha:
    - Mirad, ¡es una bruja!, ¡es una bruja!
  2. Cacahuetes sin cáscara Esto es un autobús repleto de viejecitos, que van de viaje a Lourdes.
    Una viejecita le toca el hombro al chófer y le da un gran puñado de cacahuetes sin cáscara.
    El chófer sorprendido le da las gracias y se los come con agrado.
    Pocos minutos más tarde, la abuelita vuelve a venir, el chófer vuelve a agradecerle el gesto y se come los cacahuetes.
    A los cinco minutos, la anciana viene de nuevo con otro puñado.
    El chófer ya no puede comer más y le pregunta:
    - Buena señora, es muy amable de su parte regalándome tantos cacahuetes, pero…… ¿usted no cree que, a lo mejor, sus cincuenta amigos y amigas les apetecerían también unos pocos?
    - ¡ No se preocupe caballero!, no tenemos dientes para masticarlos y sólo chupamos el chocolate que los recubre!
  3. Autobus del Imserso En un viaje del IMSERSO a Lourdes, una abuelita le toca el hombro al chófer y le brinda un buen puñado de cacahuetes sin cáscara.
    El chófer sorprendido le da las gracias y se los come con agrado.
    Cinco minutos después, la abuelita repite, el chófer vuelve a agradecerle el gesto y se come los cacahuetes.
    Cinco minutos mas tarde, la anciana viene con otro puñado.
    El chófer ya no puede comer más y le pregunta:
    - Dígame abuelita, es muy gentil de su parte atiborrarme de cacahuetes, pero ¿usted no cree que, a lo mejor, sus cuarenta amigos y amigas querrían también unos pocos?
    - ¡ No se preocupe joven!, no tenemos dientes para masticar los conguitos y sólo podemos chupar el chocolate que los recubre.