Chistes de Vigía

Estos son los 5 chistes de vigía y más graciosos bromas sobre vigía que matan de risa. Lea chistes acerca vigía que sean buenos chistes para niños y amigos en español.


Chistes de vigía para niños y niñas cortos y graciosos

¿Cuál es un buen chiste sobre vigía para hacer reír a la gente? Mira esta lista de historias divertidas que seguramente harán sonreír a todos.

  1. Iba Cristóbal Colón en su carabela a descubrir América, cuando de repente el vigía grita:
    ¡Tierra a la vista!
    Y todos los marineros se quedaron ciegos.
  2. En el fuerte, el vigía del Séptimo de Caballería grita:
    - ¡Capitán!
    ¡LLegan unos 203 indios!
    - ¿Cómo que unos 203 indios?
    - Sí, tres delante y como unos doscientos atrás.
  3. Estos son unos vaqueros que están vigilando el fuerte y el vigía grita:
    ¡Vienen los indios!
    ¡Vienen los indios!
    El coronel pregunta:
    ¿Vienen en son de guerra o de paz?
    Aay, yo creo que vienen en son de relajo, fiesta, porque tienen la cara pintada, vienen bailando y con plumas en la cabeza.
  4. En un fuerte viene el vigía y le dice al capitán:
    ¡Capitan, capitan, que vienen los indios!

    Pero, ¿Son amigos o enemigos?
    Parece que son amigos, porque vienen todos juntos.
  5. El capitán valiente Hace mucho tiempo vivió un hombre de mar, el Capitán Bravo. Era muy valiente y jamás mostró temor ante un enemigo. Una vez, navegando los siete mares, el vigía vio que se acercaba un barco pirata, y la tripulación del barco se volvió loca de terror. El capitán Bravo gritó
    - Traigan mi camisa roja!!
    y llevándola puesta instigó a sus hombres al ataque, y vencieron a los piratas. Unos días más tarde, el vigía vio dos barcos piratas. El capitán pidió nuevamente por su camisa roja, y la victoria volvió a ser suya.
    Esa noche, sus hombres le preguntaron por qué pedia la camisa roja antes de entrar en batalla, y el capitán contestó:
    - Si soy herido en combate, la camisa roja no deja ver mi sangre, y mis soldados continúan peleando sin miedo.
    Todos los hombres quedaron en silencio, maravillados por el coraje de su capitán.
    Al amanecer del día siguiente, el vigía vio no uno, no dos sino DIEZ barcos piratas que se acercaban. Toda la tripulación dirigió en silencio sus ojos al capitán, que con voz potente, sin demostrar miedo, gritó:
    - Tráingame mis pantalones marrones!