Chistes de Arbusto

Estos son los 12 chistes de arbusto y más graciosos bromas sobre arbusto que matan de risa. Lea chistes acerca arbusto que sean buenos chistes para niños y amigos en español.


Chistes de arbusto para niños y niñas cortos y graciosos

¿Cuál es un buen chiste sobre arbusto para hacer reír a la gente? Mira esta lista de historias divertidas que seguramente harán sonreír a todos.

  1. Elefantes y elefantas - ¿Cómo encuentra un elefante a una elefanta que está oculta entre los arbustos?
    - La encuentra... sumamente atractiva.
  2. ¿Qué hace un pato con una pata detrás de un arbusto?
    Cojea.
  3. Estaba Caperucita cantando en el bosque y vio al lobo y dijo:
    - Ya te vi lobo, estás detrás de ese árbol, y volvió a cantar tranquilamente.
    De nuevo lo ve al lobo y dice:
    - Ya te vi lobo, estás detrás de ese arbusto, y volvió a cantar.
    Se lo encuentra de nuevo y dice Caperucita:
    - Ya te vi lobo, estás detrás de esa roca.
    Y el lobo ya cansado dice:
    - ¡Qué pasa que en este cuento no se puede cagar a gusto!
  4. Repartiendo habilidades Cuando Dios creó a Adán y Eva, les dijo:
    - Solo me quedan dos regalos: Uno es el arte de hacer pipi de pie y...
    Entonces Adán se adelantó y gritó:
    -¡Yo!, ¡Yo!, ¡Yo!,¡Yo lo quiero!, ¡Por favor... Señor por fa porfaaa!, ¡Mire que me facilitaría la vida substancialmente!
    Eva asintió y dijo que esas cosas no tenían tanta importancia para ella. Entonces Dios le dio a Adán el regalo y este empezó a gritar de la alegría. Corría por el jardín del edén y hacía pipi por todos lados, en los árboles, en los arbustos, corría por la playa haciendo dibujos con su pipi en la arena....En fin, no paró de lucirse.
    Dios y Eva contemplaban al hombre loco de felicidad y Eva preguntó a Dios:
    - ¿Cuál es el otro regalo?
    Dios contestó:
    - Cerebro Eva, cerebro... y ese es para ti...
  5. Un ateo estaba paseando en un bosque, admirando toda la belleza de la naturaleza .
    - Pero ¡qué árboles majestuosos! ¡Qué poderosos ríos! ¡Qué bellos animales! iba diciendo a medida que caminaba a lo largo del río.
    Luego escucha un ruido en los arbustos detrás de él.
    Se volteó para mirar.
    Fue entonces que vio un enorme oso-pardo caminando en su misma dirección. Se largó a correr lo más rápido que pudo.
    Miró por encima del hombro y vio que el oso estaba demasiado cerca. ¡Aumentó la velocidad!
    Era tanto su miedo que los ojos se le llenaron de lágrimas.
    Fue entonces que se tropezó y cayó desamparado. Rodó por el suelo. Rápidamente, intentó levantarse, pero…
    El oso ya estaba sobre él, procurando agarrarlo con su fuerte pata izquierda y con la otra pata, lo trataba de agredir ferozmente.
    En ese preciso momento, el ateo exclamó: Oh, ¡Dios mío!
    Entonces el tiempo paró. El oso se quedó sin reacción. El bosque se sumergió en total silencio.
    Hasta el río paró de correr. A medida que una luz clara brillaba, una voz venía del cielo diciendo:
    – Tú negaste mi existencia durante todos estos años, enseñaste a otros que yo no existía, y redujiste la creación a un accidente cósmico.
    ¿Esperas que yo te ayude a salir de este apuro?
    ¿Debo esperar que tengas fé en mí?
    El ateo miró directamente a la luz y le dijo:
    – Sería, de hecho muy hipócrita de mi parte, pedir que, de pronto, me pases a tratar como un creyente.
    Más tal vez… ¿pudieras convertir al oso y hacerlo cristiano?
    – Muy bien, dijo la voz. La luz desapareció. El río volvió a correr y los sonidos del bosque regresaron.
    Entonces el oso recogió sus patas, las juntó en actitud de oración, hizo una pausa, bajó la cabeza y dijo:
    Señor, bendice este alimento que ahora me voy a comer. Amén
  6. Va Caperucita Roja por el bosque y ve unas orejas detrás de unos arbustos:
    - Lobo Feroz, Lobo Feroz, que te estoy viendo... Las orejas desaparecen y Caperucita sigue caminando. A los cien metros, ve una cola saliendo de detrás de un árbol.
    - Lobo Feroz, Lobo Feroz, que te sigo viendo... La cola desaparece y Caperucita sigue caminando. A unos pocos pasos, ve una mandíbula apretada con fuerza tras unas flores.
    - Lobo Feroz, Lobo Feroz, que te sigo viendo... A lo que el lobo asoma la cabeza, cabreado y dice:
    - Caperucita, ¿me quieres dejar cagar tranquilo?
  7. Un ateo estaba paseando en un bosque, admirando toda la belleza de la naturaleza .
    - Pero ¡qué árboles majestuosos! ¡Qué poderosos ríos! ¡Qué bellos animales! iba diciendo a medida que caminaba a lo largo del río.
    Luego escucha un ruido en los arbustos detrás de él.
    Se volteó para mirar.
    Fue entonces que vio un enorme oso-pardo caminando en su misma dirección. Se largó a correr lo más rápido que pudo.
    Miró por encima del hombro y vio que el oso estaba demasiado cerca. ¡Aumentó la velocidad!
    Era tanto su miedo que los ojos se le llenaron de lágrimas.
    Fue entonces que se tropezó y cayó desamparado. Rodó por el suelo. Rápidamente, intentó levantarse, pero…
    El oso ya estaba sobre él, procurando agarrarlo con su fuerte pata izquierda y con la otra pata, lo trataba de agredir ferozmente.
    En ese preciso momento, el ateo exclamó: Oh, ¡Dios mío!
    Entonces el tiempo paró. El oso se quedó sin reacción. El bosque se sumergió en total silencio.
    Hasta el río paró de correr. A medida que una luz clara brillaba, una voz venía del cielo diciendo:
    – Tú negaste mi existencia durante todos estos años, enseñaste a otros que yo no existía, y redujiste la creación a un accidente cósmico.
    ¿Esperas que yo te ayude a salir de este apuro?
    ¿Debo esperar que tengas fé en mí?
    El ateo miró directamente a la luz y le dijo:
    – Sería, de hecho muy hipócrita de mi parte, pedir que, de pronto, me pases a tratar como un creyente.
    Más tal vez… ¿pudieras convertir al oso y hacerlo cristiano?
    – Muy bien, dijo la voz. La luz desapareció. El río volvió a correr y los sonidos del bosque regresaron.
    Entonces el oso recogió sus patas, las juntó en actitud de oración, hizo una pausa, bajó la cabeza y dijo:
    Señor, bendice este alimento que ahora me voy a comer. Amén
  8. Un día un abuelito les estaba contando una de sus historias a sus nietos.
    Entonces, dice:
    Cuando fui a cazar leones iba con unos amigos, y me dejaron solo en medio del bosque.
    De repente se empezaron a mover unos arbustos, y de repente GRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR y ZAZ.
    Los nietos espantadísimos preguntaron:
    ¿Qué? ¿qué pasó después?
    Contesta el abuelito:
    Me hice popo.
    ¿Cuando salieron los leones?
    Y el abuelito responde:
    No, ahorita que hice GRRRRRRRRRRRRRRRRR.
  9. Una viejita estaba caminando por la calle, arrastrando dos grandes bolsas plásticas de basura, una en cada mano.
    Una de las bolsas tenia un hueco y de vez en cuando un billete de 20 pesos salía de la bolsa y caía en la vereda.
    Viendo esto, un policía la para y le dice:
    - Señora, hay billetes de 20 pesos saliéndose de esa bolsa.
    - Caramba dice la viejita, "Tengo que volverme para recoger los billetes, gracias por avisarme".
    - Un momentito, dice el policía... no tan rápido. ¿De dónde sacó usted todo ese dinero? ¿Se lo ha robado?
    - Oh no, dice la viejita, el terreno de atrás de mi casa, da para el estacionamiento del estadio de fútbol, y cada vez que hay un partido y los hinchas quieren orinar, antes de entrar o salir del estadio, ellos se paran enfrente de los arbustos que dan para mi casa, y orinan en mis flores que acabo de sembrar
    Entonces, yo me paro detrás de los arbustos con unas tijeras bien grandes, y cada vez que alguien se pone en los arbustos para orinar, yo le digo:
    ¡Deme 20 pesos o se lo corto!
    Dice el policía,
    -¡"oiga no está mala la idea" Buena suerte!
    Y dígame, ¿ qué hay en la otra bolsa?
    - Bueno, dice la viejita, ¡¡No todos pagan!!
  10. En un parque de la ciudad había dos estatuas, una de un hombre y la otra de una mujer. Las estatuas estaban una en frente de la otra por muchos años. Una mañana se apareció un ángel y les dijo:
    Por haberles dado tanto placer a la gente de esta ciudad, les voy a conceder que vivan como seres humanos por 30 minutos para que hagan lo que ustedes quieran.
    Y con esas palabras las estatuas se convirtieron en seres humanos. Se miraron, se sonrieron e inmediatamente corrieron hacia unos arbustos cercanos y se ocultaron entre las matas. El ángel se sonrió mientras oía risas y ruidos de las hojas y ramas quebrándose. Después de quince minutos salieron las estatuas, contentas y sonrientes. Algo sorprendido, el ángel mira su reloj y les dice:
    Todavía les quedan quince minutos.
    ¿No les gustaría continuar?
    La estatua macho le pregunta a la estatua hembra:
    ¿Quieres hacerlo otra vez?
    Sonriendo, la estatua hembra le dice:
    ¡Sí, pero esta vez tu sostienes a la paloma mientras yo me le cago en la cabeza!
  11. iba caperucita roja por el bosque caminando cuando de pronto ve entre los arbustos sobresalir solo la cabeza del lobo .
    Continúa la marcha y se detiene delante de la cabeza del lobo y le pregunta... lobo hola! venia caminando por aquí y al verte ahí me pregunté por qué tienes esas orejas tan grandes eh?? ..
    y el lobo la mira ...y le dice, mira hija estas orejas grandes son para escucharte mejor ...vaya vaya.
    bueno al escuchar la respuesta del lobo se va caminando pero 5 pasos más adelante regresa y le vuelve a preguntar lobo porque tienes esos ojos tan grandes eh??
    lobo: para verte mejor..hija vaya vaya
    caperucita: ok!
    retoma la caminata y poco pasos después vuelve a preguntar otra vez .
    lobo!! lobo!! porque tienes esa boca tan grande eh ??
    y el lobo: hay ya caperucita no jodass más y dejame terminar de cagar !!
  12. Un amigo le dice a otro:
    Figúrate que ayer cuando regresaba a las 9 de la noche a casa, escuche un murmullo como si alguien estuviera peleando, con mucho cuidado me asomé a través de los arbustos y efectivamente dos tipos le estaban dando una mano de golpes a otro. Yo me puse a pensar:
    Qué hago, me meto o no me meto, pero si a mi no me importa. Qué hago, me meto o no me meto. Y así estuve como tres o cuatro minutos.
    El otro le interpela:
    Bueno y qué hiciste.
    El otro contesta:
    Al final decidí meterme, y entre los tres le hemos dado una paliza tremenda al tipo ese.



chistes de arbusto

Contar chistes de arbusto es una parte importantísima de cualquier conversación o reunión social. Los chistes, llenos de humor y diversión, tienen la capacidad de liberar tensiones y crear un ambiente relajado y alegre. Pueden contarse en cualquier situación, siempre y cuando sea apropiado y no ofenda a nadie. Contar chistes puede ser especialmente efectivo para romper el hielo al inicio de un evento social, hacer reír a los demás en medio de una conversación o simplemente alegrar el día de alguien que puede necesitarlo. Sin embargo, es esencial recordar que el sentido del humor puede variar de una persona a otra, y lo que para uno puede ser gracioso, para otro puede no serlo.