Chistes de Leyendo Libro

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Chistes de leyendo libro para niños y niñas cortos y graciosos

¿Cuál es un buen chiste sobre leyendo libro para hacer reír a la gente? Mira esta lista de historias divertidas que seguramente harán sonreír a todos.

  1. En el banco de un parque dos amigos:
    -Estoy leyendo un libro buenísimo: 'Moral y paz interior'.
    ..
    -Yo ya lo leí, si me lo dijeras antes te lo prestaba...
    -Es igual que lo robé en la biblioteca!
  2. Un día llega un viejito a la tienda de libros y le pregunta al encargado:
    ¿Dónde puedo encontrar el libro, "Mujer, la amante ideal"?
    Y el señor le responde:
    La última vez que vi ese libro fue en el pasillo de "LEYENDAS Y MITOS".
  3. Estaba un viejito leyendo un libro de s**..., y en eso llega otro y le pregunta:
    ¿Qué estás leyendo?
    A lo que le responde:
    Estoy leyendo historia.
    ¿Pero si ese libro es de s**...?
    Por eso, para mí el s**... es ya historia.
  4. Estoy leyendo un libro que se llama La honestidad y otros valores.
    ¿Y dónde lo compraste?
    Me lo robé de la biblioteca.
  5. La honestidad y otros valores - Estoy leyendo un libro nuevo que se llama "La honestidad y otros valores"
    - Que bueno, ¿dónde lo compraste?
    - Lo robé de la librería de la esquina
  6. La mujer está leyendo un libro y le dice al marido:
    ¡Qué descaro!
    ¿Quieres creer Alberto, que un tal Pablo Neruda ha publicado un libro copiando las poesías que me escribiste cuando éramos novios?
  7. Primer acto
    Aparece un Rey leyendo 2 libros
    Segundo acto
    Otra vez el Rey leyendo 10 libros
    Tercer acto
    El mismo Rey leyendo 100 Libros
    Como se llama la obra
    EL REY LEON
  8. Primer acto: Un hombre leyendo un libro.
    Segundo acto: El mismo hombre leyendo otro libro.
    Tercer acto: El mismo hombre leyendo más libros.
    ¿Cómo se llama la obra?
    El Rey "León".
  9. Un hombre de negocios toma un avión y tiene la suerte de sentarse al lado de una mujer extremadamente atractiva.
    Se saludan y él observa que ella está leyendo un libro. Como para romper el hielo, le pregunta sobre que trata el libro y la bellísima dama le responde:
    - Es un libro sobre estadísticas sexuales. Dice que los indios americanos tienen el miembro más largo, que los polacos tienen el diámetro más grande y que los latinos son los más ardientes.
    - A propósito, mi nombre es Diana, ¿cómo se llama Ud.?
    Rápidamente el hombre le responde:
    - Nube Blanca Kowalski Rodríguez, encantado de conocerla...
  10. Examen de inglés Era el examen final de inglés en la facultad. Como muchos de los exámenes universitarios, su principal objetivo era eliminar a los nuevos estudiantes. El examen duraba dos horas y cada estudiante recibió su correspondiente hoja de examen con las preguntas.
    El profesor era muy recto y severo, catedrático a la antigua usanza, y le dijo a toda la clase que si el examen no estaba sobre su mesa después de dos horas exactamente, no se aceptaría, y el estudiante sería suspendido.
    Media hora después de empezar el examen, un estudiante entró por la puerta y le pidió una hoja de examen al profesor:
    - No va a tener tiempo usted para terminarlo, dijo el profesor al dársela.
    - Si que lo terminaré, contestó el estudiante.
    Se sentó y empezó a escribir. Después de dos horas, el profesor pidió los exámenes, y todos los estudiantes, en ordenada fila, los entregaron. Todos menos el que había llegado tarde, que continuó escribiendo como si nada pasase.
    Después de otra media hora, este último estudiante se acercó a la mesa donde se encontraba el profesor sentado leyendo un libro. En el instante en que intentó poner su examen encima del montón, dijo el profesor al alumno:
    - Ni lo intente. No puedo aceptar eso. Ha terminado tarde.
    El estudiante lo miró furioso e incrédulo.
    - ¿Sabe quién soy? -le preguntó-.
    - No, no tengo ni la menor idea -contestó el profesor en tono de voz sarcástico-.
    - ¿Sabe quién soy? -preguntó nuevamente el estudiante, apuntándose a su propio pecho con su dedo, y acercándose de manera intimidante-.
    - No, y no me importa en absoluto -contestó el profesor con un aire de superioridad-
    En ese momento, el estudiante cogió rápidamente su examen y lo metió en medio del montón, entre todos los demás.
    - ¡Eso es perfecto! -exclamó-.
    Y se marchó.
  11. Se acercaba la fecha para evaluación final de inglés en la facultad, como muchos de los exámenes universitarios, su principal objetivo era eliminar a los que no llegaban al promedio exigido.
    El examen duraba dos horas y cada estudiante recibió su correspondiente hoja de examen con las preguntas.
    El profesor era muy recto y severo, catedrático a la antigua usanza, y le dijo a toda la clase que si el examen no estaba sobre su mesa después de dos horas exactamente, no se aceptaría, y el estudiante sería suspendido.
    Media hora después de empezar el examen, un estudiante entró por la puerta y le pidió una hoja de examen al profesor:
    – No va a tener tiempo usted para terminarlo, dijo el profesor al dársela.
    – Sí que lo terminaré, contestó el estudiante. Se sentó y empezó a escribir.
    Después de dos horas, el profesor pidió los exámenes, y los estudiantes, en forma ordenada entregaron sus evaluaciones.
    Todos menos el que había llegado tarde, que continuó escribiendo como si nada pasase.
    Después de otra media hora, este último estudiante se acercó a la mesa donde se encontraba el profesor sentado leyendo un libro.
    En el instante en que intentó poner su examen encima del montón, dijo el profesor al alumno:
    – Ni lo intente. No puedo aceptar eso. Ha terminado tarde.
    El estudiante lo miró furioso e incrédulo.
    – ¿Sabe quién soy? -le preguntó-.
    – No, no tengo ni la menor idea -contestó el profesor en tono de voz sarcástico-.
    – ¿Sabe quién soy? -preguntó nuevamente el estudiante, apuntándose a su propio pecho con su dedo, y acercándose de manera intimidante-.
    – No, y no me importa en absoluto -contestó el profesor con un aire de superioridad
    En ese momento, el estudiante cogió rápidamente su examen y lo metió en medio del montón, entre todos los demás.
    – ¡Extraordinario! -exclamó-. Y se marchó



chistes de leyendo libro

Contar chistes de leyendo libro es una parte importantísima de cualquier conversación o reunión social. Los chistes, llenos de humor y diversión, tienen la capacidad de liberar tensiones y crear un ambiente relajado y alegre. Pueden contarse en cualquier situación, siempre y cuando sea apropiado y no ofenda a nadie. Contar chistes puede ser especialmente efectivo para romper el hielo al inicio de un evento social, hacer reír a los demás en medio de una conversación o simplemente alegrar el día de alguien que puede necesitarlo. Sin embargo, es esencial recordar que el sentido del humor puede variar de una persona a otra, y lo que para uno puede ser gracioso, para otro puede no serlo.