Chistes de Sordera

Estos son los 8 chistes de sordera y más graciosos bromas sobre sordera que matan de risa. Lea chistes acerca sordera que sean buenos chistes para niños y amigos en español.


Chistes de sordera para niños y niñas cortos y graciosos

¿Cuál es un buen chiste sobre sordera para hacer reír a la gente? Mira esta lista de historias divertidas que seguramente harán sonreír a todos.

  1. - Papá, ¿la sordera es hereditaria?
    - No somos de Roma hijo, somos de España.
    - No gracias, ya comí.
  2. Era una vez una viejita que fue a ver al doctor, al llegar, le dice la viejita al doctor:
    Doctor, revíseme mi oído porque me duele mucho, y no sé que tengo.
    El doctor le dice a la viejita:
    ¡Señora, pero si usted trae un supositorio en el oído!
    Y la viejita le responde:
    ¡Ah, entonces ya sé dónde dejé mi aparato para la sordera!
  3. Mamá, mamá, ¿La sordera es hereditaria?
    ¿AHHH?
  4. - Tenía un amigo que sufría de sordera testicular...
    -¿Cómo es eso?
    - Oia bien... pero se hacía el huevón.
  5. Hombre, me acabo de comprar un aparato para la sordera que es una maravilla, me lo puedo meter en la oreja y nadie se da cuenta.
    Vaya, que cosas, ¿Cuánto te ha costado?
    ¡Las dos y cuarto!
  6. ¡Papá, papá! ¿La sordera es hereditaria?
    ¿Cómo hijo?
    ¿Qué papá?
  7. Visita al otorrino Un hombre va al otorrino y le dice:
    - Mire es que mi mujer se está quedando sorda.
    - Ya bueno, y ¿dónde está su mujer?
    - No, es que es muy orgullosa y no va a querer venir, pero yo necesito que me dé una solución porque ya no puedo más con ella. Yo la quiero mucho pero esta falta de comunicación me está matando.
    - Bueno vale, pues vamos a hacer una cosa. Usted hablele a ella desde una distancia prudencial, y vaya acercándose hasta que ella le conteste. Luego me mide la distancia, me lo dice y ya veo yo el grado de sordera que tiene y ya la puedo ayudar.
    Allá que se va el hombre para casa, y nada más entrar grita:
    - ¡Amparo!
    Nada. Se acerca hasta el recibidor y vuelve a gritar:
    - ¡Amparo!
    Nada. Entonces ya entra hasta el salón y vuelve a gritar:
    - ¡Amparo!
    Y nada. Ya desesperado, que piensa que su mujer está sorda como una tapia, se acerca hasta la cocina y allí la ve fregando. Se pone detrás de ella y vuelve a gritarle:
    - ¡Amparo!
    - ¡¡¡¿¿¿Qué quieres coñoooo, que ya te lo pregunté cuatro veces???!!!
  8. Ampaaaaro Un tío que va al otorrinolaringólogo, mire doctor vengo porque tengo un problema.
    - ¿Que le ocurre?
    - Que mi esposa está mal de la escucha, no oye muy bien.
    - Y ¿donde está su esposa?
    - Aquí esta el problema doctor, que no quiere venir, que dice que son manías mías, que yo estoy loco, que ella está bien.
    - Pero si no me trae a su esposa ¿cómo quiere que le haga un diagnóstico?
    - Doctor, piense algo, porque estamos a punto de separarnos y yo la quiero mucho y no desearía perderla.
    - Mire..., no sé,... lo único que se me ocurre es que cuando usted llegue a casa la llama por su nombre y la va llamando mientras se acerca hasta que ella le oiga y cuando ella le conteste, mide la distancia que hay entre usted y ella y así podré saber el grado de sordera que
    padece.
    - ¡Gracias doctor ha salvado usted un matrimonio!
    El tío llega a casa y nada más abrir la puerta grita:
    AMPARO...
    silencio.
    Pasa al recibidor y vuelve a gritar: AMPARO.... nada.
    Desde el pasillo de nuevo: AMPARO... nada.
    Entra en el salón e insiste: AMPARO... silencio total.
    Por fin entra en la cocina, la mujer estaba preparando un guiso y se coloca a la espalda de ella, a un palmo del cogote y la grita:
    AMPARO
    Y ella:
    - ¡Que c**... quieres, te he contestado ya cuatro veces, hombre!



chistes de sordera

Contar chistes de sordera es una parte importantísima de cualquier conversación o reunión social. Los chistes, llenos de humor y diversión, tienen la capacidad de liberar tensiones y crear un ambiente relajado y alegre. Pueden contarse en cualquier situación, siempre y cuando sea apropiado y no ofenda a nadie. Contar chistes puede ser especialmente efectivo para romper el hielo al inicio de un evento social, hacer reír a los demás en medio de una conversación o simplemente alegrar el día de alguien que puede necesitarlo. Sin embargo, es esencial recordar que el sentido del humor puede variar de una persona a otra, y lo que para uno puede ser gracioso, para otro puede no serlo.