Chistes de Trescientos
Estos son los 6 chistes de trescientos y más graciosos bromas sobre trescientos que matan de risa. Lea chistes acerca trescientos que sean buenos chistes para niños y amigos en español.
Chistes de trescientos para niños y niñas cortos y graciosos
¿Cuál es un buen chiste sobre trescientos para hacer reír a la gente? Mira esta lista de historias divertidas que seguramente harán sonreír a todos.
- Un padre andaluz le dice a su hijo:
- Te tengo dicho cuatro millones trescientas cincuenta y cinco mil veces que no seas exagerado - Un atlante estaba de turista en el Sahara, caminando en pleno desierto con un traje de baño. Un beduino que lo vio, asombrado le pregunta qué va a hacer.
El atlante le responde.
Voy a ir a nadar.
Pero el océano está a mil trescientos kilómetros de aquí, le dice el árabe.
¡Mil trescientos kilómetros! ¡Que barbaridad, que playa tan grande! - Bonifacio comenta con un amigo:
"Mi mujer siempre me pide dinero. Ayer, por ejemplo, me pidió trescientos dólares. Hoy me pidió quinientos".
"¿Y qué hace ella con tanto dinero?"
"No sé. Nunca se lo he dado". - Te lo tengo dicho - ¡Te he dicho quince mil trescientas dos mil millones setecientas cincuenta y nueve mil quinientas cuarenta veces que no seas tan exagerado!
- Un padre de familia ya en la hora de su muerte, llama a sus hijos y les pide su ultimo deseo, estos llegan y él le dice al primero que es doctor, Hijo quiero como último deseo que me prometas que antes de mi entierro tu depositaras cien dólares en mi ataúd, el hijo responde: "Te lo prometo padre", pasa el segundo hijo que era Arquitecto y le hace prometer lo mismo y el se lo promete, por ultimo llega el tercer hijo que era Abogado y le hace prometer lo mismo y él se lo promete. El día del entierro pasa el hijo que es médico frente al ataúd y deposita los Cien dólares, luego pasa el Arquitecto y hace lo mismo, por ultimo llega el Abogado y toma los doscientos dólares y le deposita un cheque por trescientos dólares en el ataúd.
- Anita y Pepe estaban por comprometerse en matrimonio. Pero antes de aceptar, ella decidió confesarse:
- Mira Pepe, me daba mucho reparo decírtelo pero antes de seguir quiero que sepas que tuve un problema de niña y mis senos no se desarrollaron mucho. Los tengo como un niña de 11 años.
- No te preocupes Anita, no me importa que yo te quiero igual. A todo esto, yo también te tengo que confesar algo y es que tengo un rabo del tamaño de un recién nacido.
- No pasa nada Pepe, encontraremos la manera. En esto que tras casarse ella le mete mano y luego escapa corriendo.
- ¿A donde vas Anita?
- Me mentiste, dijiste que tenias un rabo de un recién nacido.
- Y es verdad, pesa dos kilos y trescientos gramos, y mide 43 centímetros.